miércoles, 9 de enero de 2013

Pocas ganas...

Los muros que me protegían me caen encima. Mis defensas se vuelven contra mi, sin piedad. Un cúmulo de tristezas y ansias con nombre y apellidos que para salir, me infectan. Todo lo causa la misma persona... la misma persona que parece me deseara todo mal... nada más y nada menos que yo mismo. Yo y mi falta de confianza. Mi obsesión en no ser como el resto, ni débil.
Todo impulso me resulta insuficiente. Me limito a ver pasar el tiempo, a observar los minutos y segundos que se rien de mí al no poder pararlos ni retenerlos... y hasta mi letra tiembla conmigo al no quedarme pilares para apoyar todo el sobrepeso que siento cada vez en aumento en forma de sentimientos poco esperanzadores en mi cabeza... tanto, que me hundo.

Me llaman por mi nombre, y por eso no respondo.

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