miércoles, 7 de agosto de 2013

Desvelado

Creo que he vuelto a mi frustrante rutina perdida de pensar en que cada noche pasada, no vuelve. Cada noche, es una noche menos. Cada noche se perderá entre suspiros y se ahogará en las lágrimas caidas por bostezos. Porque hasta ofreciendo esa inhumana resistencia para que no acabe el día, acabo desaprovechando la mañana del siguiente. Veo ya dormir como perder tiempo, porque para lo único que me servía era para repararme, descansar. Ahora parece que la mayor utilidad es esa sensación de desconexión y de incosciencia la que atrae.
Volviendo al tema, mis noches son puntiagudas y resecas. Con cada ráfaga de viento frio, siempre hay detrás sentimiento de abandono... es como si necesitara más atención  de mi a mi mismo... ya que mis obsesas manias de empatizar en exceso y tal me acaban afectando a mal.
A lo mejor no necesite más amor propio, sino una muestra de cariño de gente cercana más frecuente, o un gesto amable de un desconocido... algo que no me haga cerrarme en banda y me haga sonreir más a menudo, porque no es nada difícil conseguirlo.
Si siguiera indagando, quizás saldría alguna faceta inconforme pero en plan cabezón, o alguna espina clavada. Si. Una espina, he ahí una razón de peso, alojada en mi pecho.
Siendo una u otra razón tengo que aceptar que, los días tienen que pasar, y que en las noches, siendo mias o no, necesito dejar de trasnochar.