miércoles, 7 de mayo de 2014

Tormenta

El corazón, vuelco.
Brontes, Estéropes y Arges bailan en mi pecho.
Bronco el humo.
Tosco el viento.
Respirable polvo de Luna y lamento.
Atlas, sopórtame, aguanta
que esta pena, más pesada que el mundo
necesita fuerza de Titán para salir 
de su frenético ritmo
comparable solo a la voracidad de 
Cronos, padre del tiempo
fuerza cruel y tempestuosa del caos.
 



miércoles, 2 de abril de 2014

Canto.


Una muchacha cantaba
cantos de amor, cantos de guerra
cantos de sol y tierra
notas de estrecha mecha
con fuego fatuo encendidas
fuego idílico y gracioso
antiguo arte, el fuego
que con gracia reanimaba
armonía en sus piernas
en sus labios, melodía.
Su voz era limpia.
Incorruptible por matices
ni dinámica posible.
Voz pura, grácil.
Sola.
Placer a capella.
Hermosa, sencilla
cantaba la muchacha.

martes, 4 de marzo de 2014

Noche


Tristes ojos, trastocados de tormento
tienden a tragar tragedias a tormentas.

Las olas rompiendo
mi corazón seco de espera
disfrutan de cada golpe
como si de un carnal  placer se tratara.

Mientras, los brazos,
atentos a cualquier cambio,
infelices por su estado,
a discurrir en formas de despegarse
de ésta, su estática cárcel
procurando no hacer ruido, propensan.

jueves, 30 de enero de 2014

Un grito de mi para mi, un bucle en mi, para mi.

Quiero que no quede una sola persona sin tener estampados en la cara mis gritos.

Es curioso como todo lo que me ocurre me lo tomo como algo personal.
Todo lo que las personas creen que es un gesto normal, chistoso, cómico, alegre, o hasta incluso vigorizador, causan en mi, a las malas, ganas ,impresionantemente difíciles de contener, de saltar y rebatir, discutir, o incluso estallar y sucumbir a la ira que tan fácilmente puede llegar a controlarme.

Os estoy hablando de una molestia. Una puta molestia que no me deja en paz un solo momento. Molestia que me hace dudar, porque, ¿Quién soy yo? ¿El que oprime o el oprimido? Toda esta mierda me atraganta; forma un bolo seco e infumable que a poco está ya de ahogarme.
Después está mi cada vez más mediocre expresión. Cada vez escribo peor, cada vez hablo peor, cada vez mi boca hace más caso omiso a mi convicción de que yo, ya había superado el ser un foco de atención al hablar, el que, como emisor, debía hablar claro y sin pararme, siguiendo los signos de puntuación estrictamente para que no fueran malinterpretadas mis palabras, pero claro, todo esto, según parece, hay un yo al cual no parece parecerle ya bien que tenga esa cualidad que tanto me ha costado desarrollar, pero ¿Qúe voy a hacer? ¿Lucha contra mi mismo? No puedo gritarme sin encontrar dos huecos más donde reverberen esos gritos y me ensordezcan. Un grito de mí para mí, un bucle en mí, para mí.