Tristes ojos, trastocados de tormento
tienden a tragar tragedias a tormentas.
Las olas rompiendo
mi corazón seco de espera
disfrutan de cada golpe
como si de un carnal placer se tratara.
Mientras, los brazos,
atentos a cualquier cambio,
infelices por su estado,
a discurrir en formas de despegarse
de ésta, su estática cárcel
procurando no hacer ruido, propensan.
No hay comentarios:
Publicar un comentario